martes, 26 de febrero de 2013

Derinkuyu

Comenzamos las entradas de este blog hablando de arte antiguo, concretamente con una ciudad que, si bien no es de las más antiguas, sí es de las más curiosas.
Derinkuyu (lit. pozo profundo) es una ciudad de la región de Capadocia, en Anatolia central (Turquía). La peculiaridad de esta ciudad se relaciona con su tipología, pues, mientras la mayoría de ciudades construyen sus edificios en altura a partir del suelo, superponiendo los pisos de los edificios hasta una altura concreta, Derinkuyu no está construida "hacia arriba", sino excavada varios pisos hacia abajo, tipología que recibe el nombre de ciudad subterránea o ciudad-hormiguero.
Sección de la ciudad de Derinkuyu. Los edificios de arriba son los que hay sobre el nivel del suelo
Los arqueólogos defienden que esta ciudad fue excavada por los hititas en torno al 1.400 a. C., y por el momento se han podido visitar ya 8 niveles bajo el nivel del suelo (unos 40 metros), aunque se especula con la existencia de unos 10 niveles más aún sin excavar. La finalidad de todo esto era la ocultación, para que la ciudad entera pasase desapercibida, evitando así ataques enemigos. Es una ciudad que efectúa todo su desarrollo bajo el suelo, a excepción del cultivo y la recolección, que debían realizar al exterior por motivos obvios. La iluminación era siempre artificial, y el oxígeno lo obtenían por medio de tubos, llegando a detectarse hasta 52 pozos de ventilación. Además, si algún enemigo lograba encontrar alguno de los pasadizos que unían el exterior y la ciudad subterránea, se encontraba con efectivos sistemas de defensa, destacando ruedas enormes que podían cubrir por completo una determinada entrada. Estas ruedas podían moverse para bloquear o desbloquear un acceso a voluntad, gracias a una muesca realizada en el centro de la rueda, pero sólo por uno de sus lados: cuando un ciudadano quería mover esta rueda, debía insertar un tablón en dicha muesca y ejercer presión, de manera que a la hora de defenderse, estas ruedas cerrarían los accesos a modo de compuertas, sin muescas por el lado exterior.


Así, en el interior de esta ciudad pueden encontrarse establos, comedores, cocinas, bodegas, cisternas para el agua, áreas habitacionales..., todo comunicado mediante grandes galerías. Se calcula que este refugio pudo haber dado cobijo a unas 10.000 personas.
Es muy posible que los hititas estuvieran aquí hasta el 1.200 a. C., fecha en que los pueblos del mar causaron estragos en esta civilización y muchas otras. Como se ha mencionado, la ciudad tenía suficientes elementos defensivos como para quedarse aislados a salvo de los enemigos. Sin embargo, había una estrategia de ataque contra la que no podían luchar: que sus pozos de agua fueran envenenados. De esta manera, si bien los enemigos no podían entrar, sí podían hacerlos salir. Tras los hititas, Derinkuyu fue habitada por frigios, persas y finalmente tomada por Alejandro Magno en el 333 a. C. Con el tiempo, la ciudad sería tomada por los romanos pasando a formar parte posteriormente del Imperio Bizantino, de manera que los primeros cristianos la ocuparían ya entre los siglos II y III. A este respecto, es importante destacar algo: cuando uno piensa en galerías subterráneas, casi automáticamente imagina pequeños y estrechos túneles. Sin embargo, en Derinkuyu estos túneles eran de diferente grosor, llegando incluso a contener una iglesia de 13 metros de alto, de planta cruciforme.

Tanto Derinkuyu como otra de las principales ciudades subterráneas de Anatolia, Kaymakli, son en la actualidad lugares arqueológicos, si bien sólo el 10 % de la ciudad subterránea de Derinkuyu es accesible para los turistas.

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